Los niños en edad preescolar adquieren nuevos conocimientos y utilizan funciones mentales que sí bien ya habían puesto en práctica, ahora requieren de un grado más de complejidad, entre ellas el pensamiento simbólico, necesario para comprender el concepto de número y su correspondiente grafismo, las operaciones matemáticas y la relación entre símbolos abstractos y su significado.

Por la cantidad y complejidad de estos nuevos conceptos, y para que cada uno vaya tomando un lugar definitivo en su esquema mental, nosotros programamos tareas sencillas que tiene que realizar en casa, cuyo objetivo es repasar a partir de un ejercicio de memoria y reflexión, lo que aprendieron durante el día, y continuar con el proceso de aprendizaje que concluye con la síntesis de lo aprendido, lo que significa que no necesitan ayuda para realizar su tarea, porque previamente ya trabajaron el tema en clase, y sí la requieren, es un indicador de aprendizaje grupal que la maestra valorará para decidir avanzar o retomar.

La cantidad de tarea que se les deja a los niños es para ser resuelta máximo en 30 minutos. Sabemos por experiencia que este momento puede convertirse en un verdadero campo de batalla, y no es saludable que ésta sea motivo de enojos o peleas, por lo que les recomendamos dejar a los niños que hagan su tarea SOLOS.

Sentarse a hacer la tarea al lado de él “porque sino, no hace la tarea” es la mejor manera de iniciar un conflicto, quitarle responsabilidad al alumno y convertir esos momentos en un pequeño infierno para todos sin llegar a cumplir los objetivos que la tarea tiene en sí misma.

Por supuesto que los padres deben estar presentes en esos momentos para que los niños puedan consultarle alguna pequeña duda, pero no pretendemos que los padres aumenten a su carga de trabajo, ya pesada de por sí, la de ser el maestro vespertino de su hijo. Si la duda es muy persistente, es mejor que el niño se lo haga saber a la maestra al día siguiente y de esta manera ella la resolverá, e incluso podrá valorar si es un concepto que representa dificultad para la mayoría del grupo.

Ellos tienen que entender que es SU responsabilidad y que el no realizarla traerá consecuencias en la escuela, de esta manera aprenderán la importancia de cumplir con sus responsabilidades. Ahora y en el futuro.

La labor de una escuela que contemple el desarrollo integral de sus alumnos va más allá de una simple distribución de conocimientos, sino que también tiene como objetivo la formación del niño en todos sus aspectos, uno de ellos es el respeto al trabajo y la conciencia de la consecuencia, positiva o negativa, de sus actos.

Esto puede ser una pequeña preocupación para el niño, pero en la medida que comprenda que al ejecutar las pequeñas actividades que se le piden obtendrá beneficios y en general consecuencias positivas, esta preocupación se irá transformando en responsabilidad. Dejando que nuestros hijos asuman los efectos de hacer o no sus deberes, propiciará su éxito en los futuros grados escolares.